Las células cancerígenas viven en un ambiente ácido donde no hay oxígeno, cuando existe un entorno con alto contenido de oxígeno, estas tienen menos capacidad para crecer y dividirse.
Los rayos infrarrojos irradian calor penetrando en la piel, induce al incremento de la circulación sanguínea, aporta más oxígeno y crea nuevos nutrientes que estimulan la regeneración celular y la reparación de los tejidos.
Fue René Quinton quién revolucionó los paradigmas científicos de su época. Su teoría científica constituyó su terapeuta básica, la reconstrucción de células por medio del agua del mar, la misma que desintoxica, oxigena, alcaliniza y nutre tu organismo.